El otro día unos papás me comentaron que llevaron a sus hijos a ver el Belén gigante que han puesto en la Plaza del Ayuntamiento y que el mayor se había portado fatal. Estando en casa, los tíos les sugirieron este plan y aceptaron de inmediato. Entonces les dijeron a sus hijos que se arreglaran porque se iban a ver el Belén. Al pequeño le hizo mucha ilusión, pero al mayor no le apetecía. Expresó que no quería ir porque estaba jugando a la consola en red con sus amigos y además le daba pereza porque hacía frío. Al decirle que no había opción se enfadó y comenzó a protestar. Ante esto ellos reaccionaron diciéndole que era un desagradecido, que encima que lo hacían por ellos, que nunca nada le parecía bien, que siempre estaba enfadado… (descalificaciones, etiquetas, que tanta mella hacen en la autoestima). El enfado de todos subió de tono y acabaron saliendo de casa muy alterados, por lo que no disfrutaron del plan (estuvo protestando todo el tiempo) y volvieron a casa con un sabor agridulce.Hoy os contamos que hacer cuando se propone un plan en familia y alguno de los hijos/as no quiere ir.